En las Islas Canarias, el número de explotaciones dedicadas a la apicultura no superan las 976, con alrededor de 1.000 personas desarrollando el oficio como aficionado o profesional. Este significativo número de apicultores atiende un total de 25.638 colmenas, las cuales producen 423.336 kg de miel al año (una media de 15 kg/colmena-año).
Existe una raza autóctona, la abeja negra canaria (Apis mellifera). Dicha raza hace unos 200 mil años se separó de un tronco común que la emparentaba con la abeja africana, por lo que ha desarrollado unas características genéticas que la hacen única, siendo objeto de investigaciones (2), (3), (4) y (5). Recientemente se ha encuentrado en estas abejas, algunas hibridaciones con abejas traídas de la península y con razas propias de zonas de Marruecos. Por tal motivo, se han iniciando acciones para eliminar las hibridaciones y seleccionar una abeja con alto grado de pureza (6). En este sentido, la Orden de 6 de abril de 2001 publicada en el BOC 49/2001 del 20 de abril, establece medidas de protección para la conservación, recuperación y selección de la abeja negra canaria, con la prohibición expresa de explotar en las islas de La Palma, Lanzarote y Fuerteventura, abejas que no pertenezcan a la raza autóctona. Esto es debido a que en dichas islas existe una menor hibridación.
Actualmente existe una gran amenaza para esta raza de abejas. Desde el otoño de 2009, la población de abejas negra canaria está disminuyendo de manera drástica, entre otros factores por los ataques del llamado Lobo de las abejas. Este insecto tiene su hábitat natural entre China, norte de la India e Indonesia. En europa se introdujo por Francia y de allí llegó a España a través del País Vasco y Cataluña.
El Lobo de las abejas o "Abeja lobo" comúnmente llamada, especie Philanthus triangulum, es una avispa (Insecto del orden Hymenoptera) de un tamaño de 10 mm en machos y de 12 a 18 mm en las hembras. Un elemento distintivo son las antenas, que en esta especie es negra en toda su extensión, ensanchándose al final. Es curioso, pero en la Abeja lobo, los machos se alimentan del nectar y polen de las flores silvestres, mientras que las hembras se dedican a la caza de abejas. La avispa excava sus nidos en la arena y estos contienen diferentes cámaras, en cada una van almacenando de tres a seis abejas negra canaria en estado inmovilizado. En dichas cámaras hay un huevo de la avispa, del que saldrá una larva que se alimentará de la abeja. Por otra parte, dado que las condiciones del nido son húmedas, existe el riesgo de que organismos patógenos infecten la larva, lo que ocasionaría su muerte. Para evitar esto, la Abeja lobo libera una sustancia de unas glándulas que tiene en las antenas, que contiene bacterias simbioticas del género Streptomyces con las que recubre el nido. Estas bacterias luego pasan a la larva y de esta al capullo, reduciendo el riesgo de infección por hongos y protegiendo a la larva. Cuando la larva está a punto de transformarse en pupa, impregna el hilo de seda del capullo con estas bacterias.
La Abeja lobo, caza en el territorio de recolección de polen de la abeja negra canaria, a la que identifica por medio de la vista y del sentido del olfato localizado en sus antenas. Cuando ataca a la abeja, la sujeta entre sus patas y la aguijonea debajo de su maxilar. inmovilizándola. Después la presiona contra su cuerpo obligándola a expulsar su néctar, el cuál lame. Luego la coloca en "posición de transporte": invertida debajo de la avispa y sostenida por medio de las patas, para llevarla hasta el nido.
En su hábitat natural, la actividad de la Abeja lobo decrece a finales de agosto y poco después muere. En su ciclo de vida, las larvas de la avispa se alimentan en el nido con abeja melífera, durante el otoño e invierno. Las pupas que están en el nido, enterrado en la arena, despiertan de su letargo invernal en julio (verano) y una vez que se transforman en avispas, trabajan a plena actividad en días soleados y secos hasta finales de agosto, completando su ciclo. Por el contrario, en canarias estas avispas han encontrado unas condiciones climáticas favorables, que hacen posible que el ciclo de vida haya cambiado y por tal motivo, se han observado ataques a la abeja negra canaria en pleno otoño.
No todo es malo.
Kroiss, J. et. al.(2010) han demostrado que la bacteria (Streptomyces) ayuda a la Abeja lobo a librarse de infecciones. Los científicos creen que el estudio de la relación entre esta avispa y la bacteria puede conducir al desarrollo de nuevas drogas para los humanos.
Referencias:
(1) BOC 49/2001 del 20 de abril. Abeja negra canaria, medidas especiales. pdf.
(2) Padilla, F. et.al. 1997. Estudio biométrico de las abejas domésticas de la isla de La Palma. Arch. Zootec. 46: 21-30 pp. pdf.
(3) Padilla, F. et.al. 1998. Estudio morfológico de abejas melíferas del archipiélago canario. Arch. Zootec. 47: 451-459 pp. pdf.
(4) Padilla, F. et.al. 2001. Estudio biométrico de la abeja melífera de la isla de La Palma del archipiélago canario. Zool. Baetica 12: 23-35 pp. pdf.
(5) Padilla, F. y R. Hernández. 2004. Estudio de las relaciones morfológicas existentes en las abejas domésticas de las Islas Canarias. Arch. Lat. Prod. Anim. 12(4): 7-11 pp. pdf.
(6) Gracia, A y R. Sara. 2010. La reconquista de la abeja reina canaria. Diario La Opinión de Tenerife. 07/06/2010.
(2) Padilla, F. et.al. 1997. Estudio biométrico de las abejas domésticas de la isla de La Palma. Arch. Zootec. 46: 21-30 pp. pdf.
(3) Padilla, F. et.al. 1998. Estudio morfológico de abejas melíferas del archipiélago canario. Arch. Zootec. 47: 451-459 pp. pdf.
(4) Padilla, F. et.al. 2001. Estudio biométrico de la abeja melífera de la isla de La Palma del archipiélago canario. Zool. Baetica 12: 23-35 pp. pdf.
(5) Padilla, F. y R. Hernández. 2004. Estudio de las relaciones morfológicas existentes en las abejas domésticas de las Islas Canarias. Arch. Lat. Prod. Anim. 12(4): 7-11 pp. pdf.
(6) Gracia, A y R. Sara. 2010. La reconquista de la abeja reina canaria. Diario La Opinión de Tenerife. 07/06/2010.
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